Tender la mano, abrir la mente, cambiar el mundo.
El reto era comunicar la diferencia del colegio frente a otras opciones. Un reto que se resumía en tres ideas: educar en valores, enseñar a aprender y formar personas para el futuro. Estos tres ejes, que conforman en sí una oferta diferencial y propia, necesitaban ser contados con el mismo orgullo que todos los que habían vivido en algún momento de su vida en el Mary Ward nos decían que habían sentido. Necesitábamos un mensaje alto, claro y consistente que significará, más allá de unas palabras, una hoja de ruta para ser, trabajar, aprender y educar.
Esa triple máxima se convertiría en una declaración de intenciones y una promesa a todos los que forman parte de la comunidad educativa del colegio: Tender la mano. Abrir la mente. Cambiar el mundo.
Porque estas tres ideas son, juntas, las que ponen en valor lo que siempre hemos sido, lo que somos y lo que queremos ser en el futuro como marca, como comunidad.